sábado, 21 de noviembre de 2009

REPOSTERIA CHILENA

En el siglo XVII, las monjas dieron un gran impulso a la repostería colonial chilena, y de allí proviene la explicación de que hasta hoy día vale la expresión "hecho con mano de monja", para decir que un postre es exquisito.
Fue una época pródiga en esta faceta culinaria hasta entonces desconocida. Las religiosas imitaban con pastas y almendras, desde los más delicados dulces hasta frutas naturales, servicios de mesa, vasos e incluso servilletas. A estas imitaciones se les llamo "contrahechos" de las monjitas, llegando a ser tan perfectas que muchas veces llevaron al engaño.
De sus manos surgieron los dulces de alfajor, las sustancias, los duraznitos de la virgen, el dulce de membrillo, el manjar, entre muchos otros, y constituían los regalos típicos de las navidades coloniales.
También la influencia española de la repostería judeo-morisca, marcó su herencia gastronómica con recetas como los alfajores, el manjar (similar al dulce de leche), huevo mol, aloja de piña o de papaya, las compotas y frutas en almíbar elaboradas con frutas autóctonas, sin olvidar los frutos de sartén como los buñuelos y picarones.
Otras recetas conocidas y bastante consumidas, son el Pan de Pascua, sobre todo en epoca navideña; los dulces de la ligua, la leche asada, el chumbeque, el brazo de reina y empanadas dulces.

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